Me despedí con una leve sonrisa de triunfo de mis hijastros y resignada de mis padres y me encaminé hacia el dormitorio. Mi madre se ofreció a acompañarme pero le dije que no era necesario y que continuara disfrutando de la comida.
          En el baño del dormitorio dejé correr el agua caliente del lavabo hasta que
salió ardiendo y lo tapé para conservar el calor. El espejo en que se reflejaba
mi tez blanquecina por el maquillaje claro que me había puesto, se empañó en
pocos segundos. Acerqué la solapa del sobre al vapor que ascendía hasta
humedecerme la cara y lo sostuve unos minutos en la misma posición. La parte
adhesiva se fue despegando lentamente. Me ayudé de la uña del índice con
manicura francesa para separar la solapa del todo. De dentro del sobre saqué
una tarjeta de visita con el nombre del director de la empresa de alarmas. En
la parte de atrás estaba la combinación. Anoté los cinco dígitos en mi agenda
añadiendo tres cifras delante y dos cifras detrás de los mismos para hacerlo
pasar por un número de teléfono y al lado escribí Bárbara, que bien
podría ser mi apodo de espía internacional.
           Aún no había terminado mi cometido,
tenía que devolver el sobre a su sitio pero me sentía victoriosa y no podía
parar de dar botes por todo el dormitorio.
           Mi madre me encontró muy acalorada
cuando vino a despedirse.
           -¿Seguro que estás bien? Tienes la cara muy roja... ¿no tendrás fiebre?
          -Estoy muy bien. Dormir me ha sentado fenomenal. Solo necesitaba descansar… Te
acompaño a la puerta.
          Abrí la puerta de mi dormitorio y la cerré tras de ella.
          Por la noche me levanté a la dos, a
esa hora no debería encontrarme con nadie en mi deambular. Dejar el sobre donde
lo había cogido fue sencillo. Una nueva ola de adrenalina me recorrió el
cuerpo. Tal vez mi futuro pasaba por convertirme en ladrona de guante blanco.
Robaría a las personas a las que les sobraba mucho dinero para que no se les
pudriera en las manos. Servicio social. 

 
No está bien que le toques tanto los huevos a tú esposo.
ResponderEliminarSaludos ovalados
No está bien que le toques tanto los huevos a tú esposo.
ResponderEliminarSaludos ovalados
Amigo Uno, me arrepiento profundamente de ello. Tarde me di cuenta de que estaba propasando líneas delgadas.
ResponderEliminarSaludos sinceros.