domingo, 2 de julio de 2017

63. Razones




“Dado vino todos los días a lo largo de tres años.
El orgullo no me concedía reconocer que el hijo de los guardeses había efectuado un análisis tan preciso como una radiografía de las causas por las que me desentendía del aprendizaje de las asignaturas que se impartían en el colegio. Me creía un estúpido, pero un estúpido con suerte que heredaría una fortuna que gestionarían los asesores de los que mi padre se rodeaba. Poner empeño en estudiar y fracasar era confirmar las sospechas sobre mí mismo.
Adopté como hábito razonar las respuestas y soluciones a los ejercicios y descubrí que la lógica era una eficaz herramienta de la que no podía prescindir.
A veces discutíamos sobre literatura, historia o algebra, materias que no habían despertado mi interés hasta entonces. Dado me enseñó a pensar y sin darnos cuenta fuimos haciéndonos amigos, pese a que él siempre marcaba las distancias entre las clases a las que pertenecíamos. Yo era un señorito bien y él formaba parte del algún modo del servicio de casa. Mis calificaciones mejoraron, enorgulleciendo a mi padre, que por fin creyó que se podría sacar algo bueno de su hijo.”
-Quiero que veas el cuarto de los juegos.
-No.
-¿Por qué?
-Estoy aquí para ayudarte con las tareas no para que me enseñes donde juegas y con qué juegas cuando me marcho.
Para cualquier niño que lo único que posee en la vida son el cariño y afecto de sus padres, visitar una habitación repleta de juguetes era un sueño, pero Dado no era como cualquier niño, él se esforzaba cada día por ser mejor que el día anterior.
No levantaba los ojos del cuaderno. Su cara estaba tensa.
-¿Por qué?
-¿Por qué, qué?
El soniquete era familiar.
-Por qué no reconoces que te gustaría ver mis juguetes y  pasar un rato distendido, en lugar de usar como pretexto las obligaciones. Por qué no bajas la guardia y te diviertes cuando se te presenta la oportunidad de hacerlo. Por qué no te relajas y dejas de estar alerta todo el tiempo… El aprendizaje abre la mente y la diversión desborda la imaginación y agudiza el ingenio, tan importante es aplicarse en los estudios como jugar y que la mente vuele libre y tu no lo haces nunca. Quiero compartir mi mundo contigo.”
-El abuelo seguro que se mantuvo firme en su determinación -intervine.
Federico me palmeó la pierna.
-Querida, no subestimes mi poder de convicción.
Se le empañaron los ojos.

 
 
 

 
 

2 comentarios:

  1. Anda, anda, anda. Sólo falta que montes una Ong llamada "Save Federico". Creo que final pedirás que te canonicen en vida. Lo veo venir.

    Saludos incrédulos

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  2. Amigo Uno:

    Mi llegada fue crucial para que Federico continuará a mi lado.
    Los errores serán otros los que los enmienden.

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