domingo, 13 de agosto de 2017

68. Mon amour



             Lo racional hubiera sido preguntar, normalizar el asunto y tratarlo con naturalidad. Las explicaciones lógicas son recurrentes y yo necesitaba una que me satisficiera, pero temía que Étienne no la tuviera y que el hecho de que titubeara un ápice en su explicación confirmara mi hipótesis. No soy racional, si lo fuera nada de lo sucedido se hubiera dado. Me muevo por impulsos, por prontos de segundos que afectan al resto de mi existencia.              La casualidad jugó a su favor.
             Me vio en la exposición aquella tarde en que me sumergí en un océano de emociones delante de la obra pictórica de Jacobo Silex y mientras me observaba ideó un plan que empezaría a desarrollar con la tarjeta de la Academia de pintura que le pidió a una de las azafatas que me entregara. Lo demás llegaría con el tiempo. Esperó, esperó y esperó hasta verme entrar en el aula interrumpiendo con mi perplejidad la clase de pintura. Le bastó que nuestras miradas se cruzasen para saber que me tenía en sus manos. El resto sería sencillo.
             Puse la mesa menos dicharachera de lo que estaba actuando como pinche. Luego me acerqué a él y me abracé a su cintura por la espalda apoyando la mejilla húmeda en su omoplato.
            -Te quiero –susurré sin pretender que me oyera más para mí resignación que para que él lo supiera.
           -Je t’aime, mon amour.
           Se giró en mi dirección y me besó en la frente rodeándome con sus brazos. Dejé escapar un suspiro.
           Aquella era nuestra última noche.
            Nuestro amor, mi amor duraría toda la vida, el suyo hasta despuntar el alba.           

2 comentarios:

  1. Vaya Federico cambió el futuro de tu abuelo, ya apostaba yo que iba para monje o hermitaño en algún muy apartado confin de la civilización. Soseras es lo que era.

    Saludos juguetones

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  2. Amigo Uno:

    Federico le hizo ver las cosas de otra manera, cierto, pero el abuelo fue trabajándose el presente para labrarse el futuro que desea tener.

    No se quede con la primera impresión y acérquese a al figura de Dado, solo de este modo se dará cuenta de lo espontáneo y resuelto que era.

    Saludos sinceros.

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